Al ser la piel uno de los órganos más grandes que posee el ser humano, requiere siempre de cuidados tanto por temas de salud como de presentación personal.

Conocer qué tipo de piel tenemos es el primer paso para cuidarla adecuadamente, en especial la del rostro, que siempre es la que está más expuesta.

Te dejamos una descripción alusiva a cada tipo de piel:

• Piel normal: Es la piel que requiere menos cuidados, pero que igual debe mantenerse limpia e hidratada. Generalmente su tono y textura es uniforme. Debido a factores del medio ambiente (contaminación, partículas nocivas del ambiente, entre otros) tener una piel normal es cada vez menos frecuente.
• Piel grasa: en la mayoría de las veces este tipo de piel se empieza a manifestar desde la adolescencia. Requiere siempre de hidratación a base de agua (no confundir con humectación, ya que es a base de aceite). Si bien puede resultar un desafío el cuidar los poros en este tipo de piel, tiene una ventaja: es la que tiene menos tendencia a formar arrugas.
• Piel seca: este tipo de piel requiere tanto de humectación como hidratación para evitar descamaciones. Se recomienda el uso de cremas sin perfume y sin factor solar, ya que estos componentes tienden a debilitar la acción nutritiva de las cremas.

Realiza todas las noches una adecuada limpieza facial acorde a tu tipo de piel